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jueves, 28 de agosto de 2008

El Problema de Carlos CEO – Dos

Carlos había pasado la semana estudiando los comentarios y dándole vueltas a la cabeza sobre la nueva orientación que estaba seguro que necesitaba la empresa.

Estaba centrado en dos problemas que le tenían preocupado:

- La desmotivación de las personas. Entendía que si la empresa no constituía un lugar motivador para las personas que en ella pasaban gran parte de su vida ni era atractiva para aquellas que pudieran incorporarse, sería imposibe generar un espíritu de cambio que entendía necesario no sólo en su mente, sino también en la de todas las personas que participaban en la empresa.

- La estrategia clara que determinara el camino empresarial de la compañía. Entendía que el futuro no podía estar estancado en el mercado de las sillas de decoración y cocina. Él intuía ciertas posibilidades en desarrollo de productos, nuevos mercados, nuevos modelos de negocio, etc...

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Esa misma mañana, rodeado de decenas de carpetas en su mesa, tomó la primera de las decisiones: su forma de trabajo debería cambiar radicalmente. Debería de ser un simple y complejo gestor y pasar a ser un líder del cambio que quería impulsar. Llamó a los miembros del consejo de administración, sus hermanos, , familiares, otros accionistas y algunos asesores externos que la empresa había tenido desde hace muchos años y los citó para una reunión de urgencia esa misma tarde.

Tras terminar de concretar la convocatoria de esa importante reunión, gestionó con su secretaria la documentación del día y se fué a pasear por las instalaciones de la empresa. No lo solía hacer habitualmente y se soprendió cuando tuvo la sensación que la distancia entre las personas y él mismo era muy importante. Todos lo trataban con mucho respeto y salvo excepciones, ninguno aportó nada "fuera de lo protocolario" a sus preguntas. De hecho, en ningún momento hubo alguna persona que tuviera la intención de preguntarle algo. Esto hizo corroborar más la impresión que tenía sobre la implicación de la empresa en los intereses de las personas y viceversa.

El paseo por la fábrica fue más ameno. Conocía a muchos de los operarios y artesanos que allí trabajaban, algunos los había conocido cuando era un niño, mientras corría por los pasillos de los almacenes. Sin embargo, notaba un cierto sentimiento de tradición inmovilista y tuvo la impresión de visitar un taller del siglo pasado trabajando tras un muro de la realidad moderna. Sonrió a todo el mundo y salío a respirar el aire fresco de un día totalmente despejado. El sol hacía que tuviera que colocarse las gafas de sol para adaptarse a la intensidad de la luz. Algo así, pensaba que necesitaba su empresa: adaptarse a la realidad.

En la cabeza de Carlos, rondaban las ideas de forma aleatoria y sin orden, donde se mezclaban las ilusiones por crear una empresa moderna y la realidad de la situación, de los clásicos miembros del Consejo y la inmovilidad de la mayoría de los trabajadores.

Carlos tenía que elaborar un listado de las ideas más concretas y más inmediatas a tomar. Debería presentarlas al Consejo para tener su aprobación. Tenía que intentar no ser muy disruptivo porque no aprobarían su gestión y conocía cierto interés de algunos miembros en abordar un cambio en la empresa. Sin embargo, parte de la familia y los asesores no verían con buenos ojos ningún cambio sustancial.

Por tanto, ¿ Cómo orientaría su presentación? ¿ Qué puesto sería el más adecuado para él? ¿ Habría que buscar un gerente operativo y él mantenerse más en el papel de líder? ¿ Era necesaria una nueva visión empresarial y estratégica? ¿ necesitaba la empresa nuevas caras en las áreas de marketing ? ¿Cómo hacer que las buenas ideas de dentro y de fuera se incorporaran? ¿ Cómo podría cambiar el espíritu de las personas que trabajaban dentro? ¿ Qué hacer para tener una producción más eficiente? ¿ Cómo aplicaba la coherencia a sus decisiones? ¿ Qué papel y en qué medida, jugaría la Innovación? ¿ Cómo acercarse a nuevos mercados?...

Carlos quería saber por donde empezar. Dejó sus cosas en el despacho y salió para su casa. Allí, en la tranquilidad del jardín, elaboraría un listado de las 7 iniciativas más importantes. Pero seguía insistiendo en que en solitario no podría. Necesitaba la ayuda de los consultores y expertos....

Iba a ser un momento decisivo.

1 comentario:

Julen Iturbe-Ormaetxe dijo...

Esto requiere un par de vueltas. Me lo dejo anotado en mi lista de tareas.